Alejandro Lizano Fernández
El discurso oficialista, tras la firma del tratado de libre comercio con la República Popular de China, es que su gran mercado representa una gran oportunidad para Costa Rica, lo que no necesariamente es mentira; sin embargo, el país tiene por cumplir una serie de tareas pendientes que, de seguirse posponiendo, podrían poner cuesta arriba la obtención de beneficios.
China manufactura una abrumadora diversidad de productos, ofrece un espectro de calidades muy amplio y, además, lo hace a un costo extremadamente bajo y su mano de obra es tremendamente competitiva. En consecuencia, si existe un país que presente desafíos para cualquier nación del mundo esa es la tierra de los dragones.
Claro está, que de este escenario no tiene control Costa Rica. Entonces, surge la pregunta clave: ¿está el país preparado para hacer frente a esa realidad?
Cuando se negoció el tratado con China, opina Velia Govaere, catedrática de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y exviceministra de Economía, Industria y Comercio, quedó en evidencia una serie de rezagos nacionales. China, asegura la funcionaria, pone en tensión todos los desafíos pendientes que tiene el país en cuanto a administración de comercio se refiere.
“Por ejemplo la articulación que debe haber entre las diferentes instancias, inocuidad de alimentos, verificación de mercados, calidad. Nosotros dependemos mucho de ciertos servicios y no se ha hecho una inversión fuerte en materia de laboratorios, por citar un ejemplo, a propósito de importaciones masivas, con qué celeridad y quién lleva a cabo las investigaciones para determinar que hay daño en un sector productivo, en el tema de salud en registros de medicamentos y otros productos, reglamentación técnica, simplificación de trámites, educación en relación con la mano de obra calificada.
Frente a este panorama surge otra pregunta fundamental: ¿qué hay que hacer para paliar tal situación adversa? La respuesta es muy sencilla: avocar recursos para solventar los rezagos, lo que no resulta sencillo. En medio de la necesaria política de restricción que vive el país, es determinar de dónde se toman.
Sin embargo, apunta la académica, no todo es negativo. Desde que se abrieron los mercados, hace 25 años, se tomaron las decisiones acertadas, se posicionaron nuestros productos en mercados externos y se diversificó la oferta exportable.
Esto no evita que sectores como el metalmecánico y el de la industria gráfica sientan la presión de la gran capacidad en estos temas particulares del país asiático.
Superficie: 9.596.960 Km²
Habitantes: 1.313.973.713
PIB: US$ 9.984.062 millones
PIB per cápita: US$ 7.598
IDH: 0,663 (Medio)
Superficie: 51.100 Km²
Habitantes: 4.579.000
PIB: US$ 53.951 millones
PIB per cápita: US$ 11.662
IDH: 0,725 (Alto)
“El proceso exportador busca que se permee gran parte de la sociedad”
El viceministro de Comercio Exterior (COMEX), Fernando Ocampo, analiza la relación con China en una perspectiva muy positiva, dicho sea de paso.
Ocampo sostiene que la estructura arancelaria de Costa Rica es relativamente baja, con un promedio de 6%. Así, el país logra competir tanto en el mercado interno como en el global. “Los productos ticos se han ido acomodando a la competencia internacional y lo hacen de manera exitosa”.
Otro punto fundamental es que “Costa Rica no compite en China por bajos precios. Ese es otro mito. Costa Rica no se caracteriza por vender a bajo precio. Nosotros competimos por calidad. Nosotros estamos apostando a nichos de mercado con poder adquisitivo en China”, en palabras de Ocampo. Otro ejemplo acotado por Ocampo es el café de Costa Rica, que “no compite contra el café de Malasia, que es más barato pero sabe horrible. Costa Rica ofrece calidad y variedad en los productos que exporta”.
En el caso específico del gigante asiático, antes había una gran concentración de exportaciones en el sector de tecnologías de la información; con el tratado de libre comercio ratificado el 1º de junio anterior, según Ocampo, el efecto ha sido una diversificación de lo que llega a ese país oriental, en cuenta procesadores y controladores, accesorios de computadoras, accesorios eléctricos, desechos de cobre, cueros de bovino y equino, lácteos, carne de res, cerdo y pollo, flores y plantas ornamentales, palmito, tubérculos, guaro, cerveza, jugo de naranja y pulpas, entre otros.
En tanto que Costa Rica importaría de China procesadores y controladores, televisores, tostadores, materias primas textiles, calzado, ciertos productos de pesca, herbicidas e insecticidas, desinfectantes, ladrillos, clavos, cemento, aceite de jojoba, carne de res congelada, trigo bulgur y jugo de naranja, por ejemplo.
Empero, Luis Obando, asesor de Comercio Exterior de la Cámara de Industrias de Costa Rica, opina que la principal amenaza del TLC es la llegada al país de productos chinos de baja calidad o fabricados a costos cinco veces inferiores a los de Costa Rica debido a la mano de obra barata y a la ausencia de garantías sociales en China.
Quedaron excluidos del tratado: carne de pollo congelada, pescado y filetes de pescado, arroz, azúcar, productos lácteos, café, tomate, papa y cebolla, entre otros.
La arista positiva que dibuja Ocampo es objetada por Carlos Madrigal Tellini, encargado del Centro de Cultura Urbana de la UNED. Para el académico, el tamaño del mercado chino en comparación con los volúmenes, en este caso, pequeños de producción nacional, dificulta la ubicación de algún sector específico de producción nacional que pueda beneficiarse de este TLC.
“En este sentido, cabe esperar que los flujos terminen siendo desfavorables para el país, que terminemos importando más de lo que exportemos. No obstante, es seguro también que algunos sectores pueden beneficiarse, posiblemente ubicando claramente ciertos mercados, esto probablemente lleve a la asociación con empresarios chinos. Hay funcionarios y representantes de esos empresarios trabajando en el país en esa dirección”.
Madrigal Tellini plantea, más allá de la agresiva expansión comercial y diplomática china en general, cuáles son los intereses específicos de ellos. En relación con el tema, lanza algunas posibilidades: construcción de infraestructura, incursión en el sector energético y telecomunicaciones, compras de gobierno y colocación de sus productos.
Beneficios: ¿para uno o para todos?
El viceministro explicó que los tratados van más allá de las balanzas comerciales. “Si se revisa, China le dice que nosotros exportamos tres veces más de lo que vendemos aquí. China nos vende a nosotros el doble, pero ¿cuántas veces es China más grande que Costa Rica? Pero porcentualmente, si uno analiza exportaciones per cápita hacia China, Costa Rica es tremendamente exitosa en comparación con China.” Además, se han incorporado más empresas a la exportación y se atrae la inversión extranjera, a criterio del representante del COMEX.
Si se importa mucho, quiere decir que hay capacidad de compra, según Ocampo. Por ejemplo, la industria costarricense puede adquirir maquinaria o materia prima, en mejores condiciones por el tratado con China, lo cual redunda en un beneficio de mejor rentabilidad y producción. Ocampo aclaró que no es cierto que solo las empresas se benefician con los acuerdos comerciales porque muchas, para exportar, requieren insumos de diversos sectores productivos nacionales, lo cual genera inversión en infraestructura, empleo, seguridad social, educación y la activación comercial de muchas zonas del país. “Es un proceso encadenado: por cada exportación directa, hay una gran cantidad de exportaciones indirectas que se realizan. El beneficio social de los tratados tiene que verse en muchas partes”.
Por ejemplo, los productos terminados que llegan a Costa Rica desde China y otros países aumentan la oferta para el consumidor, quien puede tener más opciones de compra. “Usted puede comprar una camisa genérica en una tienda barata o una camisa más cara pero de marca; en el supermercado, usted puede comprar un queso de Europa, que es más caro, o un queso nacional más barato. Se trata de que los consumidores puedan decidir: usted compra lo que quiera porque tiene una gran variedad de precios”.
El punto de vista del diputado del opositor Partido Acción Ciudadana (PAC), Claudio Monge, es que este tipo de acuerdos comerciales “lo único que le traen a Costa Rica son desventajas”, porque “son elaborados desde la óptica de los grandes empresarios” y provocará una “súper invasión de productos chinos”, así lo expresó a la agencia de noticias EFE.
¿Protección de los productores nacionales?
“Los tratados de libre comercio tradicionalmente han dejado por fuera los productos más sensibles”. En este sentido, Ocampo aclaró otro mito acerca de la traída de frijoles a Costa Rica. “Costa Rica produce entre 10 y 20% del consumo nacional anual de frijoles. Para sembrar más, habría que eliminar otros cultivos. Lo que está es lo que está: 20%. ¿Por qué viene el frijol de China? Porque si no, no hay frijoles en Costa Rica”.
Para el viceministro, en todo caso, la solución no es cerrar el mercado a China (o a Nicaragua), sino que se debe desarrollar una variedad de frijol más competitiva y planificar la producción. Además, según Ocampo, los tratados garantizan la colocación del producto agrícola nacional, cualquiera que sea, pues se estipulan cuotas de importación y de abastecimiento local. Es un requisito. En el TLC con China, el frijol (y la carne de cerdo congelada) están en la categoría de contingentes; es decir, se traen solo cuando no hay producción local.
Sin embargo, Obando subrayó que China también ofrece “subsidios encubiertos a la producción” y que existen muchas empresas estatales, factores que distorsionan y bajan los costos de producción y los precios.
En el peor de los escenarios, ¿podría perder Costa Rica con este tratado? Govaere señala que en el caso particular de China, se debe trabajar mucho en el tema de diversificar la oferta exportable y que depende del sector productivo si las aprovecha o no. Además, comenta que es preciso encontrar nichos de mercado, que apuesten a la calidad de productos, no a la cantidad, ni precio; los productos gourmet serán vistos con buenos ojos.
Madrigal Tellini no concuerda con la posición de Govaere. “Creo que las reservas de varios sectores privados, evidencian los problemas que podemos enfrentar. Curioso porque la lógica no es tan distinta del TLC con EEUU. Al final resultará, una economía (costarricense) más extrovertida, una menor atención a la producción para el mercado interno, una mayor desnacionalización, la profundización de viejas vulnerabilidades y la generación de nuevas deficiencias.
El intercambio comercial con China ya es una realidad, es nuestro segundo mercado de exportación. Hoy Costa Rica y todos los países del mundo compiten contra el gigante asiático. Los expertos plantean que el reto está en resolver los baches domésticos y ser competitivos, de hacerlo o no dependerá que materialicemos esta oportunidad o nos convirtamos en bocadillo de dragón.
Fuente: Periódico ACONTECER, número 37, Mayo - Junio 2011
www.uned.ac.cr/acontecer