Escrito por: MBA. Hellen Ruiz Hidalgo
Comunicación estratégica, OCEX
“Acervo humano, globalización y comercio crean condiciones necesarias para el desarrollo tecnológico, que se desarrolla a plenitud con invenciones y con innovaciones que se traducen en Patentes”. Velia Govaere Vicarioli, Coodinadora OCEX.
El 22 de junio de 2011, en el mes del Ambiente, dentro del marco de las actividades de divulgación en diversas áreas temáticas de Comercio Exterior, OCEX organizó la Cátedra CeNAT: Propiedad Intelectual, Transferencia Tecnológica y Cambio Climático, conjuntamente con el Centro Nacional de Alta Tecnología (CeNAT)
Según Jorge Cabrera, los debates sobre propiedad intelectual han sido particularmente vigorosos desde la Cumbre de Bali en 2007, la cual abogó por un esfuerzo importante para el desarrollo tecnológico y la transferencia tecnológica con miras a apoyar las acciones de mitigación y adaptación al Cambio Climático. Esto incluía la consideración de mecanismos efectivos para remover los obstáculos para el acceso a tecnologías ambientalmente adecuadas. “Un amplio dominio público es también importante para promover la innovación y la creatividad”. Agregó Cabrera.
Los desacuerdos se han concentrado en si los Derechos de Propiedad Intelectual son una barrera a la transferencia de tecnologías limpias o un requisito esencial para promover la innovación, el desarrollo y la transferencia de tecnologías. A lo que Jorge Cabrera añadió: “reglas muy fuertes en materia de Derechos de Propiedad Intelectual pueden desincentivar las innovaciones subsiguientes. Reglas muy débiles podrían, en cambio, no actuar como un incentivo efectivo para los innovadores y creadores”.
Los Derechos de Propiedad Intelectual se definen como: “una propiedad sobre un bien intangible”, lo que brinda la titularidad del uso a su creador. Entre las clasificaciones de patentes más relevantes y asociadas al tema de Cambio Climático se encuentran: patentes industriales: diseños industriales, circuitos integrados, marcas, implicaciones geográficas, entre otras. La Propiedad Intelectual en general nos brinda el derecho exclusivo de decidir quién puede y quién no puede hacer uso de una invención. En el marco del Cambio Climático los Derechos de Propiedad Intelectual implican quién tiene o no derecho al acceso de nuevas tecnologías y en caso afirmativo bajo qué condiciones. (Link para presentación)
Para Pedro León, Investigador del CeNAT “La innovación es la aplicación de la imaginación…” De acuerdo con el expositor, la cantidad de patentes está directamente relacionada con el desarrollo de un país. Costa Rica tiene poca experiencia en patentar.
Una lamentable deficiencia a corregir es nuestro sistema de educación actual, el cual presenta grandes carencias y poca idoneidad para fomentar la creatividad. “Nuestras ventajas competitivas están en temas ambientales de adaptación y mitigación al cambio climático. Es probable que el sistema educativo esté muy dirigido a aprender y memorizar pero no a “innovar y disentir”. Concluyó Pedro León. (Link para presentación)
A este tema se refirió Velia Govaere, con la siguiente frase: “En la vida moderna el conocimiento se traduce en creatividad, la creatividad en tecnología y la tecnología se acumula en patentes”.
Adicionalmente, puntualizó: “la inserción tecnológica de Costa Rica al mundo se divide en cinco capítulos interconectados:
- Apertura comercial.
- Atracción de inversión extranjera de alta tecnología.
- Sistemas de encadenamiento de la industria de punta internacional con las empresas, profesionales y proveedores locales.
- Desarrollo del mayor volumen posible de acervo humano científico y tecnológico.
- Fomentar la innovación y la creatividad nacional en todos los campos de la vida social con el consecuente resultado de una mayor inversión nacional en Investigación y Desarrollo.
Hemos abierto con cierto éxito algunos de esos capítulos. En otros tenemos crisis de crecimiento y en otros estamos en pañales. Tenemos éxito en el primero y el segundo: la apertura comercial y la atracción consecuente de inversiones que globaliza nuestra producción, con enorme éxito en generación de empleo, formación de riqueza y potencial transmisión de tecnología. También tenemos cubierto, al menos jurídicamente el tercero: un sistema nacional de encadenamiento de la producción local con la tecnología internacional.
Me refiero a la nueva Ley de Zona Franca orientada a facilitar el encadenamiento productivo de la tecnología que llega al país con las empresas locales. Ahora las empresas locales, solas o asociadas con otras, pueden contribuir hasta con el 50% del valor agregado por las empresas de zona franca y para ello pueden utilizar la maquinaria de empresas transnacionales que pueden trasladar a sus propios talleres. Esto crea un entorno formidable para el desarrollo de un enorme tejido de empresas proveedoras nacionales y una base firme de la sostenibilidad y asimilación de la transferencia tecnológica.
Sin embargo ¿Quién me puede decir el aprovechamiento que estamos teniendo de esta posibilidad? La verdad es que la implementación productiva de este potencial encadenamiento de alta tecnología todavía en pañales.
Y luego, coronando nuestros desafíos, una insuficiente base educativa que fomente la creatividad y poca innovación como consecuencia de una pobre inversión nacional en investigación y desarrollo. El plan nacional de ciencia y tecnología 2011-2014 anota que hasta ahora lo más que CR ha invertido en Inversión y Desarrollo es 0.4% del PIB. Considera que sería ideal llegar casi al 1% por ciento del PIB. Sin embargo, se propone, al menos, que esa inversión llegue hasta el 0,5% del PIB en cuatro años. Ese incremento no parecería mucho para un país de ingreso medio como el nuestro, sin embargo, todos sabemos que es un reto altamente significativo del que depende también la producción de inversiones y su correspondiente registro de patentes.
Todos estos retos terminan resumiéndose en el mejor índice de desarrollo tecnológico de un país: su producción de patentes, resultado y vehículo que pone en tensión todas las fibras de nuestro espíritu creativo en tiempos donde el conocimiento es el factor productivo por excelencia y la innovación, la constante más permanente de nuestro entorno colectivo. El único peligro es quedarnos quietos, mientras el mundo corre; bajar el ritmo cuando el universo que nos rodea se acelera.
Eso es el punto central que nos reúne. Ahora sabemos también que la velocidad de nuestro avance no se mide solamente en producción o en exportaciones. Se mide en el número de patentes que el país produce. Y no refiero me a patentes de organismos biológicos, en las que somos relativamente fuertes sino a patentes tecnológicas, en las que somos bastante débiles. Ahí se resumen los verdaderos resultados sustentables de todo lo que hacemos y también se mide la capacidad que tenemos de asimilar la oportunidad especial de transferencia tecnológica que vivimos”. Concluyó Velia Govaere, Coordinadora OCEX. (Link para presentación)